Empresa

Tips para ser un buen líder de empresa

El mundo de los negocios, y la economía en general, han cambiado en los últimos años de forma radical. Y con estos cambios, también se han producido cambios a la hora de gestionar las empresas. En estos momentos, además de empresas como Acertius, capaces de crear estrategias de marketing y comunicación, establecer sinergias, y rentabilizar inversiones o sanear la economía de la empresa para mejorar los objetivos y la cuenta de resultados, hacen falta líderes que sean capaces de ver la necesidad de establecer nuevas fórmulas de gestión, y de guiar a los equipos de trabajo  que garanticen la viabilidad y el futuro de la empresa.

Estas nuevas habilidades y valores que exigen los nuevos tiempos todavía no han sido asumidos por muchas empresas. De hecho, las viejas formas de gestionar una empresa se demuestran cada día más ineficaces en el actual contexto socioeconómico, y es totalmente necesario el cambio hacia nuevas actitudes y aptitudes de los directivos para obtener el máximo rendimiento al personal de cada empresa. Si quieres saber cuáles son algunos de los tips que debe tener todo líder de empresa.

Ilusión. Un directivo que quiera ser líder tiene que generar ilusión en su entorno. Está demostrado que la gente rinde más cuando el ambiente laboral es bueno, y observa en su entorno ilusión por sacar un proyecto compartido y alcanzar nuevos retos, frente a los gritos y órdenes que eran comunes hace unos cuantos años.

Respeto por la vida privada de sus empleados. Todos hemos conocido ‘jefes’ que llaman a cualquier hora del día o de la noche a sus empleados, sin darles igual si es fin de semana, o si están de vacaciones. Respetar las horas de descanso, y facilitar la conciliacion laboral de los empleados es vital para convertirse en un buen líder. En este sentido, el programar el trabajo de forma habitual para cumplir con los plazos, teniendo en cuenta tanto los recursos humanos como económicos para llevarlos a cabo es una necesidad fundamental.

Además, si se respeta de forma habitual la vida privada, y los empleados ven una llamada fuera del horario laboral, comprenderán que es una excepción y que la llamada está motivada por un motivo urgente, con lo que responderán con mayor profesionalidad y eficacia que sin las llamadas son a cualquier hora del día y en muchas ocasiones, por asuntos que perfectamente podrían haber esperado al lunes siguiente. De esta manera, el trabajo es una parte integrada en la vida de los empleados, que no lo consideran como un obstáculo para alcanzar la felicidad.

El líder valora a su equipo. Los déspotas pasaron a mejor vida. Al menos, en las grandes compañías en las que se cuida al empleado  y en las que se han creado marcos de trabajado agradables. Ahora, los nuevos líderes empresariales eligen a sus equipos valorando una combinación de cualidades, habilidades y experiencia para crear equipos eficaces y resolutivos. Además, valorará y reconocerá los éxitos de los miembros de su equipo para motivarles y lograr que sigan ilusionados con su trabajo.

Valora el riesgo. En muchas empresas, sin un riesgo moderado es imposible avanzar. Pero el miedo al fracaso y a las broncas de los directivos, pueden hacer que los empleados más brillantes no quieran asumir riesgos ni reprimendas. En un ambiente de trabajo abierto y distendido, la toma de decisiones fluye y es muy posible que sea más facil alcanzar metas y objetivos.

Un buen líder sabe escuchar. El directivo del siglo XXI debe saber escuchar a los empleados de su empresa. Para mejorar el ambiente de trabajo, pero también para mejorar estrategias a desarrollar. A fin de cuentas, cada empleado es el que más sabe del trabajo que está desempeñando, y una buena idea puede estar en cualquier sitio.

No tiene que llamar la atención. De acuerdo, eres uno de los mandamases de la empresa, pero no hace falta refrotárselo a tus empleados a todas horas. Ellos lo saben,tú lo sabes. Punto. No hace falta ostentar ni presumir de tu cargo ni de asuntos materiales que puedes permitirte por tener el cargo que tiene y cobrar el sueldo que cobras. De hecho, el buen líder no necesita presumir de ello. Es líder, y punto.

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