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Adiós a las bolsas: una medida económica y ecológica que el comercio debe asumir

Desde hace unos años nos hemos ido acostumbrado a que los trabajadores de los comercios nos pregunten si queremos bolsa y, en caso de responder que sí, que añadan unos céntimos a nuestra factura de compra. No estamos hablando de mucho dinero: uno, dos, cinco o incluso diez céntimos por unidad. Pues bien, tras años logrando que nos mentalizáramos, el pasado 1 de marzo esta medida iba a ser obligatoria. No ha sido así, demorándose al menos tres meses más. ¿Por qué este retraso?

La medida disuasoria de cobrar por las bolsas  ha logrado que muchos de nosotros nos lo pensemos dos veces y acudamos con bolsas reutilizables, reduciendo el consumo de bolsas, plástico y en definitiva, logrando que seamos más sostenibles. Hasta el momento, lo normal era que los comercios regalasen las bolsas, pero la normativa europea propuso esta medida tanto a tiendas físicas como tradicionales.

Sin embargo no deja de ser una medida polémica: si de verdad se quisiera reducir la generación de residuos, ¿no se gravaría también el exceso de packaging, fomentando el consumo a granel? En esta nueva política no entraban las bolsas muy ligeras, es decir, las que están en contacto directo con alimentos. Para que nos entendamos: las que usamos en la frutería.

Su retraso no proviene por problemas a la hora de implementar la norma en los comercios o de concienciar a los clientes, que ya tienen plenamente asumido que tendrán que rascarse el bolsillo o traer las bolsas de casa, sino porque la norma no se ha redactado al completo. Se estima que a partir de mitad de año será completamente oficial, siendo penalizados aquellos comercios que sigan regalando sus bolsas.

Esta medida no es más que el principio: a partir  del 1 de Enero de 2020 se prohibirá asimismo la venta de bolsas del plástico ligeras excepto si son de plástico compostable. Las bolsas de plástico tal y como las conocemos tienen los días contados.

Desde luego, es tiempo de que los comercios den una vuelta de tuerca al empaquetado de forma global. Y es que no vale con ceñirse a la norma. Cada vez más los clientes buscan empresas que de verdad se mojen por el medio ambiente, productos de cercanía, ecológicos y con medios de producción sostenibles. El packaging no es una excepción y más pronto que tarde volverá la tela, pero también las bolsas de papel o las cajas de cartón tendrán su papel. Es momento para diferenciarse y apostar por el medio ambiente de verdad.

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