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Nunca emprendas con un amigo, según un estudio de Harvard

Todos lo hemos pensado alguna vez: ¿quién mejor para emprender una aventura empresarial que un amigo? Y es que la familia te toca, pero los amigos los eliges tú, y a muchos de ellos los has podido conocer en la oficina, durante un proyecto o en la universidad y confías en ellos ciegamente, tanto a nivel personal como profesional.Además, en muchos casos os compenetráis y complementáis y ya se sabe que dos cabezas piensan mejor que una y que cuando acaba el día, siempre puedes echar una cerveza con él. De hecho, esta idea es tan frecuente que aproximadamente un 40% de las startups incluyen a amigos entre los socios fundadores.

Craso error. Según un estudio elaborado por Noam Wasserman de la Harvard Business School y publicado en su libro Los dilemas del fundador , si inicias un negocio con un amigo, tus posibilidades de fracasar aumentan un 28,6%. ¿Las causas? Básicamente, que los amigos suelen dejar pasar ciertos problemas simplemente por cariño y respeto hacia la amistad previa. Así que lo mejor será dejarse de amigos y buscar socios que sean antiguos compañeros de trabajo. Vamos, diferenciar lo profesional de lo personal.

No obstante, tampoco tiene por qué salir mal tu aventura profesional con un amigo, siempre y cuando cumplas a rajatabla cuatro puntos que marcarán la diferencia entre el fracaso y el éxito:  compartir la misma visión de negocio y de valores, hábitos de trabajo similares (algo que también es fundamental en cualquier equipo), compenetración y una gestión adecuada de los conflictos.

Obviamente, cuando todo va bien no hay problemas y la vida maravillosa. ¿Pero qué sucederá cuando haya una época de vacas flacas, haya conflicto de intereses o alguien cometa un error? Tarde o temprano sucederá.

Por supuesto, ya conoces a tu amigo antes de iniciar el proyecto y deberías saber qué esperar de él, pero nunca se sabe cómo puede ser cuando haya intereses de por medio. Por ello, la mejor solución puede ser elaborar un documento anticipando ciertos problemas y que este sea validado ante notario.  O quizás plantearte que una amistad merece más la pena que un proyecto: socios hay muchos, pero los amigos son un bien preciado.

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