Artículo de opinión de Mª Ángeles López Artal
Hace unas semanas, en la sobremesa de un almuerzo con colegas de profesión, alguien dijo que a España le hubiera ido infinitamente mejor si no hubiéramos expulsado a los judíos o si Napoleón hubiera ganado la guerra de la Independencia. Argumentaba que los judíos, con su prosperidad económica y capacidad para los negocios, habrían contribuido a la generación de riqueza y qué decir de Fernando VII, un rey absolutista y barrigón desprovisto de las mínimas aptitudes para ser monarca. Por su culpa, decía, perdimos capacidad económica y poso intelectual.