Desde hace unos años nos hemos ido acostumbrado a que los trabajadores de los comercios nos pregunten si queremos bolsa y, en caso de responder que sí, que añadan unos céntimos a nuestra factura de compra. No estamos hablando de mucho dinero: uno, dos, cinco o incluso diez céntimos por unidad. Pues bien, tras años logrando que nos mentalizáramos, el pasado 1 de marzo esta medida iba a ser obligatoria. No ha sido así, demorándose al menos tres meses más. ¿Por qué este retraso? La medida disuasoria de cobrar por las bolsas ha logrado que muchos de nosotros nos lo pensemos…
Adiós a las bolsas: una medida económica y ecológica que el comercio debe asumir
